martes, 20 de mayo de 2008

la niña del balcón


LA NIÑA DEL BALCON
Érase una vez una niña que sentada en su balcón veía al mundo cambiar mientras ella se hacía mayor. Tenía sueños, ilusiones y fantasías a mogollón. Su mundo era pequeño, sencillo, con alegría, una vela de color.
Sus amigos eran los pájaros, la luna, y hasta un gallo morón. Y así asomada a su balcón, día tras día, aprendió a imaginar con los ojos bien abiertos, lo que un día no muy lejano tal vez haría.
Y soñó y soñó tantas veces, con conocer otros mundos, con aprender mágicas palabras, y a la grupa de un hermoso corcel blanco vivir una y mil aventuras.
Y soñó y soñó, y creció y creció, la niña del balcón.
Largo y duro trabajó, fue a muchos lugares, y a muchos conoció, pero fiel siempre regresaba a su viejo y querido balcón. Allí sentada se preguntaba ¿cuál será mi próxima estación?
Y creció y creció, y aun más soñó con gnomos, ángeles y hadas, en un mundo sin dolor.
Una noche en el desierto a la luna así le habló:
Dime, dime luna hermosa, tu que bailas con las Pléyades y las hijas de Orión.
Dime, dime Reina Mora, dime si conoceré el verdadero amor
Y esta dama siempre altanera, aquella noche a ella miró con compasión.
Al romper el alba, cuando la luna plateada se escondió, la niña quedó dormida en los brazos del maestro Orión. Velaban su sueño el Carro y la Osa Mayor.
Le hicieron un regalo, solo uno, no más no, y al oído le susurraron este viejo poema de amor
El amor es paciente, es afable, el amor no tiene envidia, ni se jacta ni se engríe, no es grosero, ni egoísta, no lleva cuentas del mal, ni quiere tener razón, disculpa siempre, se fía siempre, aguanta siempre, espera siempre
Y mucho tiempo pasó, y creció y creció, y confió y confió la niña del balcón, y llegó a ser mayor.
Y siempre recordó aquellas bellas palabras del viejo maestro ORION.
En este cuento no hay príncipe, la niña todavía no lo halló, hay música y alegría, un arco iris de color, y esta noche ángeles juguetones acunan en sus alas a la niña del balcón.
Buenas noches amigos míos, a ro-ro a ro-ro

1 comentario:

Alicia dijo...

Mar, muchas gracias por compartir tu cuento con nosotros. Me ha encantado, me remontó a tiempos de castillos, hadas y principes montados en corceles blancos! Es un placer contemplar la inocencia del que sueña! besos, Alicia